Escoger bien a quien contarle tu vida
Mini guía de 8 cosas que considerar al buscar consejos.
Siempre me he sentido suertuda, especialmente por una cosa en específico: el hecho de que la vida me ha regalado el honor de estar rodeada de tantas personas impresionantes.
Soy bien romántica —but you already know that— y en mi romanticismo siempre llego a la misma conclusión. Ya la sabrás, probablemente, pero te la recuerdo por si no: la gente es lo más importante. Cuando ya no estés físicamente aquí, cuando tu cuerpo se apague, solo quedará la conexión que generaste con las personas. Cuando tengas 90 años, valorarás cada minuto que compartiste con la gente que quieres.
No estoy diciendo que lo demás no sea importante, estoy diciendo que lo más esencial es la gente.
Crecí rodeada de amor. Mucho. Crecí rodeada de cariño, de soporte, de bienestar, de consejos, de escucha activa, de soluciones, apoyo, celebración, confort. Soy suertuda, y nunca lo he dejado de pensar. En el camino también he conocido a las personas que hoy, más que amigas, son hermanas. Personas que han estado a lo largo de mi vida. Personas mágicas. Soy suertuda de poder tener a quién llamar, a quién llorarle, a quién contarle mis más grandes logros, mis tristezas, todo.
Y en esa misma suerte también me he dado cuenta de algo que puede salvarte de desgaste innecesario:
Saber a quién pedirle ayuda es fundamental para vivir más tranqui. Saber a quién llamar me ha evitado grandes frustraciones. Y aunque sigo aprendiéndolo, te quiero contar por qué esto es importante:
No todo el mundo es capaz de empatizar sin ego, sin juicios. Y buscar confort en una persona que no es capaz de hacerlo puede generar más daño.
No le pidas consejos a personas que no tienen lo que tú estás buscando. (Es posible que esto sea un poco radical, y ciertamente hay excepciones que considerar, pero de manera general... ¿por qué buscarías ayuda en alguien que no ha experimentado lo que tú quieres? ¿Que no tiene valores parecidos a los tuyos, o que no considera importantes las mismas cosas que tú?)
Escuchar es una habilidad que no todo el mundo tiene desarrollada.
Hay personas que no van a poder sostener lo que quieres contar. Y está bien. No busques culpables. Busca a personas que sí puedan sostenerlo.
Te sentirás incomprendido si buscas consejo en donde no hay el mismo nivel de profundidad de análisis que tienes tú. (Lo mejor que he aprendido ever.) La expectativa de querer que todas las personas a las que quieres puedan entenderte es lo que lentamente desgastará ese vínculo.
Atiende a cómo te sientes cuando alguien te da su consejo: ¿Sientes calma? ¿Nervios? ¿Hay más o menos paz? ¿Hay confort?
No busques consejo en alguien que te dice siempre lo que quieres escuchar. Que vivan las personas que saben cómo regañarte sin regañarte, con cariño y amor. Solo pocas personas saben cómo hacerlo. Por eso, solo a pocas escucho cuando se trata de decir verdades duras.
La manera de decir las cosas es tan importante como las cosas que se dicen. Habrá personas que no tienen tacto ni las herramientas para comunicar consejos de manera que sean útiles y que aporten confort.
A veces solo necesitamos ser escuchados, y quien escucha tiene gran poder: puede sanar o puede destruir a quien habla. Sé consciente entonces de dónde buscas consejo y confort.
Qué suerte la mía de tener a personas muy cerca de mí que me escuchan. Qué suerte que, además, son personas que me conocen desde hace muchos años. Qué suerte que tienen tacto, y que no importa cuántas veces hablemos del mismo tema.
Qué suerte la mía de ser también a quien buscan cuando necesitan hablar.
Valdría la pena que consideres todo esto que te estoy diciendo... Pues resulta que la gente es lo más importante.
— Clari