LCZN me enseñó #9: El estrés y la ansiedad pueden ser señales de que vas por el buen camino.
El principio de todo esto —y también el fin— no es la ansiedad como tal ni el estrés. El problema es que nos da mucho miedo sentir el estrés y la ansiedad.
Hay algo que siempre me vuelve a traer a la escritura, y, en el caso particular de los newsletters, reconozco que es el hecho de que aquí me atrevo a jugar con ideas, a decir exáctamente lo que pienso, a cuestionarme y a contradecir a la "yo" del pasado, a integrar todas las versiones y a seguir aprendiendo.
Para hoy, un tema que me apasiona: la ansiedad y el estrés. En un mundo que se ha encargado de satanizarlas, podríamos verlas diferente.
El principio de todo esto —y también el fin— no es la ansiedad como tal ni el estrés. El problema es que nos da mucho miedo sentir el estrés y la ansiedad. Pensarías que es simple, pero si te haces consciente, verás que solo hay resistencia. Solo hay miedo a no poder atravesarlas, miedo a que sean muy pesadas y a no tener las herramientas para manejarlas.
Resulta que, cuando las permites, cuando te sientas con ellas, las respiras, las escribes, las afrontas, las hablas y las procesas, solo queda la versión de ti que las sintió porque eran necesarias… y que luego pasó al próximo momento.
Tengo el privilegio de estar rodeada de gente arriesgada. Tengo ejemplos de lo que implica organizarse, planificar (o no tanto) y hacer cosas bien bold (la inspiración nunca me falta). Tengo gente cercana que está tomando riesgos de esos que, con paciencia, pueden cambiar el rumbo de la vida. El fallo está en que se nos olvida que, con gran riesgo, viene gran estrés. No hay escapatoria pero sí hay satisfacción.
Intenté mil veces comerme el cuento de que existe una versión de mí que no siente nada de miedo, ni ansiedad, ni estrés intenso. Me creí que la yo “sana” era la que no se estresaba para nada… Y resulta que la yo sana solo necesitaba dejar de poner expectativas absurdamente inalcanzables, irreales y poco saludables —llamativas, claramente, pero ficticias—.Detrás de esa expectativa solo había un miedo intenso a no poder manejar el estrés y la ansiedad. Solo necesitaba entender que tengo todo para afrontar esos momentos. That’s it.
Ese aprendizaje te puede llevar lejos, y más si quieres lograr muchas cosas, porque los cambios grandes, los sueños, las metas, las relaciones, la familia, la salud, la vida en general —esa que está bien vivida— vendrán con momentos de estrés y ansiedad.
No es por romantizarla, porque la incomodidad, el agotamiento y las consecuencias de la ansiedad son difíciles de llevar. Basta con entender que puede solo ser un indicador de que te estás moviendo hacia cosas diferentes y más grandes para que esas consecuencias se minimicen.
Mi propuesta es que exista un espacio en ti donde convivan el disfrute del proceso y la ansiedad y el estrés de vivirlo. I mean, si te fijas, el verdadero fin de todo es algo de lo que nadie escapa.
La humanidad, la gente, tú y yo queremos cosas, pedimos cosas y hacemos cosas pensando que la meta es un punto fijo al que llegar, cuando el verdadero valor está en quién te conviertes mientras obtienes esa meta. Porque, si eres de los que tienen grandes cosas que alcanzar, esa meta se irá alejando cada vez más… Podrías pasarte toda la vida persiguiéndolas o podrías darte cuenta de que lo que realmente deseas es convertirte en esa versión de ti que vive el proceso, que experimenta cómo sus capacidades crecen y sus habilidades se refinan. Si haces las paces con esto, el miedo a sentir la ansiedad y el estrés pierde fuerza, porque entiendes que sentirlas indica que el proceso está ocurriendo.
Erróneamente, y por la naturaleza de esas emociones, asumimos que estamos haciendo algo mal. La ansiedad se encarga de catastrofizar, de agravar y de agregarle fire y pepper a los resultados. Es, literalmente, su trabajo: asustarte lo suficiente para que vuelvas a tu zona de confort, para que dejes de arriesgarte, para que te mantengas en lo que ya conoces. Lo bueno es que eres consciente… y además, estás leyendo este newsletter.
Y mientras te escribo esto, hay una vocecita en mi cabeza que dice:
"¿Y todo ese contenido que has consumido sobre manifestar y crear tu realidad? ¿Y eso de que las cosas fluyen a ti fácilmente? ¿Y lo de que todo debe ser relajado, que no vaya a ser que se altere tu sistema nervioso, porque, óyeme, eso es una señal del universo de que por ahí no es…?” Si te cuento el resto de lo que dice esa voz, este newsletter no se acaba.
La realidad es que la ansiedad es normal. El estrés también.Si no las quieres en tu vida, no te arriesgues y quédate en tu casa (cosa perfectamente válida). Pero si te provoca vivir chévere, disfrutar, moverte, cambiar y hacer lo que quieres hacer, facilítate la vida y haz las paces con su existencia.
No te estoy invitando a potenciar la ansiedad ni a crearte más estrés. En ningún caso estoy romantizando estas dos grandes emociones. Solo quiero abrir la posibilidad de que sentirlas pueda ser un indicador de que te estás arriesgando, de que estás viviendo procesos de crecimiento y cambio. Y que te quites el miedo, porque hoy en día hay suficientes herramientas para atravesarlas. Aunque más que herramientas, a veces es solo la valentía de presenciar cómo las sientes… y luego se van. Igual que todas las emociones: cuando las miras, eventualmente, se disuelven.
Aprender a sostener tu versión más expansiva, valiente y arriesgada, claro que viene con sentimientos incómodos, de esos que alteran rutinas y precisan orden, planificación y apoyo.
La meditación funciona si la practicas. Escribir sirve si escribes. Ir a terapia funciona si vas lo suficiente. El deporte es una descarga de ansiedad muy efectiva. Mantener buenos hábitos suma.
Capaz la ansiedad te está indicando crecimiento, riesgo, cambio, expansión. Cualquiera que sea la razón, entendiéndola ganas bastante y si no estás muy claro de cómo entender a la ansiedad escríbenos y te contamos de cómo hacemos terapia.
amé!!! Resonó bastaaante conmigo, thank u girlies 🤲🏼🩷🫂